Y ahora un conjunto con apariencia rústica (así le llama mi madre al paracetamol). Siguiendo con los colores otoñales… y la pulsera está craquelada sui generis, que me costó un güevecillo conseguir el efecto.
Por hoy ya no más porque el gato me ha descubierto y se sube en el teclado. Mañana más.